POLIÁDICO: 🔎

una oración/conectiva abierta es poliádica, (pluri-posicional), si tiene más de dos argumentos.
(Haack, 1978).

En lógica se clasifican los enunciados en dos grandes tipos: aquellos en los que aparece un solo nombre de individuo, y aquellos otros en los que son dos o más nombres de individuo los que intervienen.

Digámoslo de otra manera, ateniéndonos a la letra del simbolismo: hay, de una parte, símbolos predicativos que van seguidos de un solo nombre de individuo (el de aquel a quien se adscribe la propiedad, el estado, la característica designada por el predicado), y, de otra parte, símbolos predicativos que anteceden a dos o más nombres de individuos (los de aquellos entre quienes se da la relación que el predicado representa). A los predicados del primer tipo se les llama predicados monádicos, y predicados poliádicos a los del segundo. Los predicados poliádicos podrán ser, específicamente, diádicos –cuando para formar un enunciado se requiere que los sigan dos nombres de individuos; triádicos cuando son tres los nombres de individuo que el predicado engarza; tetrádicos; pentádicos. Etc.

Y es que en el lenguaje ordinario hay dos tipos de expresiones: aquellas cuyos usos constituyen siempre predicados poliádicos, predicados por principio poliádicos; y aquellas otras que pueden usarse bien como predicados monádicos, bien –con el complemento de ciertas partículas– como predicados poliádicos.

Ilustraremos esta afirmación mediante algunos ejemplos.
‘Preferir’ es verbo cuyos usos requieren siempre la presencia, cuando menos, de tres nombres de individuo: el del individuo que prefiere, el de aquello que prefiere y el de aquello otro que postpone (‘... prefiere ... a ...’, donde cada tramo de puntos es un lugar reservado a un nombre de individuo). Así, pues, todo uso del verbo ‘preferir’ equivale al uso de un predicado como mínimo triádico. Como mínimo, en efecto, pues bien pudiera ocurrir que no hubiera simplemente un solo preferidor, un único objeto preferido y un único objeto preterido, sino, por ejemplo, un preferidor que prefiriera dos objetos a un tercero; etc.

Asimismo, los usos del verbo ‘dar’ exigen, en cualquiera de sus formas, el concurso de al menos tres nombres de individuo: el del donante, el del don, y el del beneficiario. Constituirían, pues, en el caso más simple, un predicado triádico; y aun pudiera ocurrir que el donante exigiera algo a cambio de lo que da. Nos las habríamos, entonces, con un predicado tetrádico: ‘... da ... a ... a cambio de ...’.Etc.

‘Amar’ es también un verbo que, para su uso ordinario, precisa, en el más íntimo de los casos, de dos nombres de individuo (el del amante, el del amado). Por otra parte, todos los usos del verbo ‘suicidarse’ constituyen expresiones predicativas exactamente diádicas. Y la expresión ‘ser bígamo’ encierra el uso de un predicado triádico, ya que decir que a es bígamo es decir que a se casó con una persona, llamémosle b, y –sin disolver el matrimonio– con una tercera, c.

Es, pues, evidente que hay una serie de elementos del lenguaje los cuales, en su uso completamente explícito, entrañan, para constituir enunciados, la reunión en torno suyo, debidamente articulados, de dos o más nombres de individuo. No se es traidor como se es, por ejemplo, tuberculoso. Se puede ser –estar– tuberculoso a solas, monádicamente. Pero para ser un traidor hay que haber traicionado a alguien, o algo. De igual modo, no se estrangula sin más. Ha de haber también una víctima, al menos. Y nadie tiene la propiedad de ser amigo, a secas: lo que tendrá es una relación de amistad con algún o algunos otros. ‘Traicionar’, ‘estrangular’, ‘ser amigo’ funcionan en el lenguaje como expresiones predicativas poliádicas.

No hay que olvidar, sin embargo, la existencia de expresiones predicativas que dan lugar a enunciados sin más compañía que la de un solo nombre de individuo. Así, por ejemplo, el verbo ‘morir’ se presta a un uso como predicado monádico: ‘Murió Evariste Galois’. No por eso, sin embargo, nos está vedado construir con estos verbos expresiones predicativas poliádicas, como la que figura en el enunciado ‘Evariste Galois murió por una mujer’.También el verbo ‘correr’ puede emplearse como predicado monádico: ‘Bergonzoli corre’. Pero también se puede –y en este caso se debe– decir: ‘Bergonzoli corre delante de ciertas unidades del Ejército de la República’.
(Deaño, Alfredo: Introducción a la lógica formal. Madrid: Alianza Editorial, 2009, pp. 178-179)